Esperar a que llegue la noche para mirar a las estrellas, o subir a la montaña más alta para poder tocarlas, tenerlas todas a mi alcance, quedarme dormida sobre la hierba, mirándolas, y tener los sueños más bonitos jamás contados, y no olvidarlos nunca. Despertarme con la tenue luz del sol, que todavía está saliendo, y observar como sube por encima de las montañas, mostrándose poderoso ante todo lo demás, calentando mi piel a pesar de la brisa fresca de la mañana, y mientras, recordando la visión de anoche...
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